¡Hola! Perdona, pero no te había visto. Espera que coja aire, que acabo de bajar corriendo de la montaña. ¿Que qué montaña? ¿Es que no la ves? Vaya, ya se ha vuelto a esconder la muy graciosa. Me quiere dejar mal. Luego dicen que me imagino las cosas, que soy una fantasiosa, pero te prometo que hace un rato, dentro de tu pantalla, estábamos mi montaña y yo.
¿Un poco de agua? Yo vengo seca…
Venga, me presento, que supongo que a eso has venido aquí.
Me llamo Isabel, eso creo que ya lo sabes, y escribo desde antes de saber leer. ¿Qué cómo es eso? Pues te lo explicaré. Desde muy niña mi madre inventaba cuentos para mí, y yo quería hacer lo mismo por ella, así que yo contaba mis propias historias y ella las plasmaba en papel.
Siento no ser muy original. En todos mis relatos y novelas aparecen animales. A veces en mundos fantásticos, y otros en mundos reales pero siempre con guiños mágicos. De hecho en mis primeros cuentos de niña siempre había un perro que al final, por inspiración divina, se convertía en Pegaso.
También encontrarás mucha conciencia ecológica y social. Así que, si a estas alturas piensas que el cambio climático es un cuento, allí tienes una puerta de arcoíris y, por favor, no dejes nada de basura en mi montaña.
Sé que tú sí sigues ahí. Lo decía por si se nos había colado algún infiltrado. Pues ahora te voy a contar lo que no encontrarás en las novelas que leo y escribo.
Regla número uno y única regla de mi blog. No encontrarás pesimismo. No porque todo sea del color de rosa en él. De hecho en mis libros, por desgracia hay sufrimiento, desigualdades e injusticias, pero siempre hay personajes que saben exprimir el jugo a la vida.
A mí no me gustan las tragedias sin esperanza. Por desgracia, a estas alturas de la vida, ya me ha tocado vivir en el mundo real mi propio drama y si algo positivo he sacado de ello, es que la vida, aunque a veces es dura, en conjunto es maravillosa, y en cualquier momento, en cualquier lugar nos están esperando seres fantásticos y un guiño de magia. Solo hay que saber mirar. Pero eso ya lo sabes tú también.
Leo distopía porque es una manera de tener muy presente lo que puede pasar si seguimos por el camino equivocado. Si seguimos contaminando, talando bosques, acabando con la vida de otras especies, si seguimos creyéndonos con más derecho a vivir que otras personas solo por el lugar en el que nacimos.
Leo realismo mágico porque a veces necesito sentir la magia. Necesito alquimia cotidiana. Necesito ver un halcón volando cuando busco una respuesta, o mi número favorito en la pared cuando preciso a la suerte de mi lado.
Hablo de la justicia que me ha sido negada a mí en algún momento, y que, por mil motivos diferentes, le es negada a otros cada día.
Escribo para hacerme oír, para correr libre, para poner voz a los que no tienen, y sobre todo, escribo para hacerte feliz, para que cuando llegues a la última página de una de mis novelas, sonrías acariciando sus tapas, con una lágrima resbalando y una sonrisa en tu boca. Y por qué no, en tu corazón.
Puedes hacerlo aquí, ahora mismo:
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